El uso del dinero físico cayó un 40% en los últimos 7 años. El país no quiere perder control de la circulación monetaria digital, hoy en manos del bitcoin y otras 700 monedas.
"Cuando el primer billete fue emitido en el siglo XVII, fue gracias a una nueva tecnología, la imprenta. Hoy existen nuevas tecnologías para realizar pagos. Todavía no tomamos la decisión de lanzar nuestra e-corona, pero estamos explorando todas las posibilidades, desafíos (técnicos, legales, etc.) y consecuencias de esta iniciativa".
Quien formuló este anuncio fue Cecilia Skingsley, vicepresidenta del Riksbank, el Banco de Suecia, que además es el banco central más antiguo del mundo (se fundó en 1668). La declaración fue realizada durante la reciente conferencia Fintech de Estocolmo, y da la pauta de que las autoridades monetarias del país evalúan ser una de las pioneras en el lanzamiento de una versión digital de su divisa, la corona sueca.
"Si pensamos en crear una e-corona no es para reemplazar la corona, pero para que sea su complemento. El Riksbank seguirá emitiendo billetes y monedas en tanto siga existiendo una demanda para ellos. Es nuestro deber. Pero teniendo en cuenta el poco uso de los billetes y monedas por parte de nuestros conciudadanos, la cuestión acerca del lanzamiento de esta e-corona se volvía más urgente que para otros bancos centrales", aclaró la funcionaria.
La urgencia expresada tiene que ver con que el uso del "físico" (como hubiera dicho Leonardo Fariña) va en caída libre entre los suecos: según datos publicados por el Financial Times, entre 2009 y 2016 el número de billetes y monedas en circulación se redujo un 40%, reemplazado por medios electrónicos de pago. Mientras que el volumen del efectivo como proporción del PIB sueco pasó del 8% al 2% desde los años 1950. Después de ser la primera nación europea en introducir los billetes (lo hizo en 1661), también podría ser la primera en eliminarlos.
Varias ventajas
Para el país, el abandono progresivo del dinero físico posee varias ventajas. De acuerdo con Leo Van Hove, economista de la Universidad Libre de Bruselas, "Los medios de pago son una infraestructura como las rutas o los ferrocarriles, así que todo lo que sirva para simplificar el sistema también beneficia a la sociedad".
Esto se explica porque para transportar los billetes hace falta contratar servicios de seguridad para los camiones blindados y, además, hay que contar los billetes (en ese sentido, últimamente la Argentina fue pionera en el arte de pesarlos para ahorrar tiempo). Todo esto representa un circuito que cuesta tiempo y dinero.
Además, la reducción del circulante también contribuye a bajar el crimen organizado: los especialistas saben que el efectivo es el medio de pago más anónimo que exista. Y justamente, el número de asaltos a bancos cayó significativamente en Suecia: entre 2008 y 2011 pasó de 110 a 16. Según la federación de bancos suecos, esta caída se debería a la disminución de fondos líquidos en los cofres de las sucursales.
A pesar de ello, para los bancos centrales jamás convendría reemplazar el 100% del circulante por moneda electrónica, porque la producción de los billetes les resulta muy rentable. "La fabricación de un billete de u$s100 le cuesta a la Reserva Federal alrededor de u$s8", explicó Van Hove. Esto significa que por cada billete que pone en circulación, la Fed se queda con un margen de ganancia considerable.
Por otra parte, los especialistas recomiendan que cada país conserve siempre una reserva de dinero en efectivo, por si el electrónico dejara de funcionar. Todo sistema informático es susceptible de sufrir una falla o un ataque de hackers, lo que requeriría poner rápidamente en circulación una importante cantidad de billetes, agregó el académico belga.
Esto fue lo que le ocurrió al festival Bravalla (una especie de Lollapalooza sueco), célebre porque allí todo era pagado de manera electrónica. El sistema colapsó en la edición 2014, lo que impidió a los asistentes pagar con sus celulares. Además, si bien bajó el número de asaltos a sucursales bancarias en Suecia, sí creció de manera significativa el cibercrimen financiero: el número de fraudes informáticos pasó de 3.300 en 2004 a 20.000 en 2011, según los datos oficiales publicados por la policía nacional.
Ecuador marca el camino
Aparte del Riksbank, existen otros bancos centrales que evalúan adoptar el mismo camino que Suecia (Estados Unidos, China, Singapur, Rusia y los países bálticos), con el fin de mantener el control sobre las finanzas virtuales, en lugar de ceder soberanía monetaria al bitcoin o a alguna de las 700 monedas digitales que se crearon a partir de este invento.
Pero quien ya dio el paso y lanzó su propia versión fue Ecuador, con su Sistema de Dinero Electrónico (SDE). Su uso comenzó en febrero de 2015, limitado al principio para el pago de taxis en todo el país, a través de una aplicación que funciona desde los teléfonos móviles. De a poco, el sistema se va extendiendo a comercios y otros servicios, por más que todavía cuenta con un nivel de aceptación limitado. En ese sentido, la dolarización completa de la economía ayuda a su difusión, y se prevé que también sea utilizado para el pago de impuestos y transferencias entre particulares.
Para el gobierno de Rafael Correa, el SDE sirve para que las personas de menores recursos puedan acceder a la posibilidad de efectuar pagos electrónicos (un 40% de la población no está bancarizado, mientras que un 90% sí posee celular). También le implicaría al país un ahorro si lograra reducir el uso de dólares físicos, porque cada año tiene que pagar alrededor de u$s3 millones para cambiarle a la Fed los billetes viejos y deteriorados por nuevos. Y, sobre todo, sería una forma de recuperar parte de la soberanía monetaria perdida, en un país donde más del 90% de los ecuatorianos está a favor de conservar el dólar como moneda oficial.