Conocer tu historia te ayuda a entender el presente y el lugar que habitas. Para saber cómo funciona internet, hay que conocer su evolución y las fuerzas que se disputan este espacio.
La famosa nube de Internet que viene del ingles cloud computing, es el nombre que se da al procesamiento y almacenamiento masivo de datos en servidores que alojan nuestra información.
Si bien pensamos que nuestras comunicaciones vuelan por el aire, en realidad pasan por cables subterráneos que se conectan por el océano al backbone, que refiere a las principales conexiones troncales de Internet. El 95% de las comunicaciones del mundo se hace a través de estas conexiones de fibra óptica que corren bajo los océanos y unen los continentes.
Esta capa de estructura en Internet es denominada Nivel 1, gestiona el nivel más alto de conexión y tiene presencia internacional. Los dueños son unos pocos, entre los que se encuentran: Level 3, GTT, AT&T, Verizon Business, KPN International, NTT Communications, Qwest, Congent, Orange, Sprint, Global Telecom, Teleglobe, Deutsche Telekom, Telia Carrier, Telecom Italia, Sparkie, Zayo Group, XO Communications y Telefónica Global Solution. Level 3 es la empresa más importante y se encarga de resolver las necesidades del 72% del mercado mundial.
Por otra parte, se encuentran los administradores técnicos de Internet: ICANN (Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números de Dominio), ISOC (Internet Society) e IETF (Grupo de trabajo de Ingeniería de Internet). ICANN, además de gestionar los nombres de dominio, se encarga de distribuir los bloques de IP (Protocolo de Internet) a través de la IANA y de la administración de los servidores raíz (root servers). Estos ayudan a nuestros ordenadores a direccionar el tráfico de Internet, y actualmente están distribuidos en 13 servidores raíz, de los cuales 10 se encuentran concentrados en EEUU; los tres restantes están en Holanda, Suecia y Japón. Si bien con el tiempo se fueron creando réplicas en otras partes del mundo, el debate está en lograr descentralizar los servidores raíz “originales” fuera de EEUU, por motivos políticos y de soberanía de las comunicaciones.
En Paraguay, la organización que administra los nombres de dominio (el .py) y las asignaciones de bloques IP, es NIC-PY a través de la Universidad Nacional de Asunción y Universidad Católica de Asunción. Otro actor importante en este nivel en el medio local es ISOC Paraguay, organización sin fines de lucro que en colaborar en aspectos técnicos de las mejoras estructurales y regulaciones que impactan en esta capa de Internet.
Nivel 2, son las empresas que realizan el último tramo de conexión hasta nuestros hogares, conocidas como proveedoras de Internet (ISP). En Paraguay, las más conocidas son TIGO, Claro, Personal y COPACO, Vox. En términos técnicos conectan las “últimas mil millas”, es decir, “nos enchufan” al backbone, al mundo. En este nivel encontramos una serie de inconvenientes que se discuten a continuación.
En términos de uso de Internet, el porcentaje de penetración en nuestro país se aproxima solamente al 36% según indicadores de CEPAL, demostrando una brecha digital enorme: una Internet lenta y cara en comparación con el resto de la región. La empresa que concentra la mayor cantidad de dispositivos conectados es TIGO, con el 52% de participación en el país.
CONATEL es el ente regulador de todas las telecomunicaciones en el país y en particular, el encargado de regular esta capa de Internet a nivel local. Esto implica la regulación de la responsabilidad de los intermediarios, licitaciones de las redes 3G y 4G, políticas de conexión, etc.. Por su parte SENATICs es el responsable de crear políticas públicas para el acceso y difusión de las TICs, así como también generar políticas orientadas a la economía digital y gobierno electrónico.
Internet está regulado y es un espacio regulable
Todas las normativas internacionales y locales que afectan a Internet, tales como las referentes a derechos humanos, responsabilidad civil y penal, se trasladan al espacio digital. Esto significa que Internet no es un espacio libre de regulación o anárquico, sino que implica los mismos derechos y responsabilidades que en la vida offline.
Por otra parte, se generan nuevas normativas exclusivas a este “nuevo” ámbito, como son el principio de Neutralidad en la Red, Privacidad por Diseño o el uso de tecnologías de blockchain. Las instancias de construcción de normativas vinculantes y no vinculantes se encuentran en constante construcción; entre ellas se encuentran: el Foro de Gobernanza de Internet (IGF, de ICANN y ONU), las reuniones de IETF, las de Internet Society y las de ITU, entre otros.
A nivel local existen iniciativas como el IGF Paraguay, reuniones de Ciberseguridad y otras convocadas por CONATEL y SENATICS donde entran en diálogo estas temáticas. Dada la velocidad de los avances en Internet, y la complejidad de su gobernanza, se vuelve necesario multiplicar este tipo de reuniones y foros, en los que se avance en conjunto gobierno, empresas, academia, comunidad técnica y sociedad civil.
Los intereses del poder dan la espalda a los arquitectos de Internet
Internet fue creada en los EEUU en tiempos de guerra fría como un proyecto con fines militares. Originalmente denominada ARPANET, se fue expandiendo hasta alcanzar nivel mundial y se convirtió en la red que conocemos en la actualidad.
Esta red de redes fue diseñada a partir de una arquitectura abierta, horizontal y descentralizada que permitía el flujo y almacenamiento de información. Dicha arquitectura ha ido cambiando a lo largo del tiempo: hoy se observa una concentración de poder en la capa de estructura de Internet que se refiere a proveedores de tránsito de nuestros paquetes de datos. Es decir, el control de la circulación de los datos, cables, fibra óptica, tubos, centros de datos, enrutadores está en unas pocas empresas.
En capa de aplicaciones de contenidos, es decir, en la capa de servicios de Internet –páginas web, redes sociales, correo electrónico, criptomonedas, aplicaciones en línea, etc.– aparecen los mismos problemas. En el año 2007 el 50% del tráfico de Internet se distribuía a través de cientos de miles de sitios dispersos por el mundo, hoy el tráfico principal se concentra en solo 35 sitios web. Esto puede verse en el hecho de que la mayoría de los usuarios del mundo busca contenido a través google, yahoo y bing, mientras genera su contenido y se comunica por herramientas como skype, facebook, whatsapps, snapchat, entre otro pocos.
Cabe preguntarse ¿por qué se volvió tan limitada y centralizada nuestra Internet? Esta situación parece casi “natural” en la medida que la infraestructura es muy costosa, pero valdría la pena reflexionar sobre los riesgos que esto implica y sus posibles soluciones.
Es decir que todo lo que levantamos y/o descargamos de Internet, como fotos, artículos, videos, programas, etc., están almacenados en algunas de estas grandes empresas que administran estos 35 sitios. Esta concentración genera poderes sin precedentes que afecta a los estándares de protección de los derechos fundamentales: ausencias de privacidad por diseño, debilidad en los sistemas legales de protección de datos personales, nuevas complejidades sobre jurisdicciones, etc..
Esta arquitectura centralizada nos afecta negativamente ya que concentra el poder de la comunicación y los datos de los usuarios en manos de pocas empresas. Estas suelen utilizar el mecanismo de consentimiento informado, los famosos términos y condiciones, para ejercer su poder de recolección y procesamiento de una cantidad inimaginable de datos, que se ha denominado BigData. Esto ha permitido un negocio sin precedentes, así como también la vigilancia masiva Estatal –como lo reveló Edward Snowden. Todo ello viola los derechos fundamentales de las personas, tales como la privacidad y la libertad de expresión. Esto en muchos casos se traduce en una Internet precaria en que nuestros datos y metadatos son utilizados como mercancía, mientras se realiza un fuerte seguimiento a través de cookies, se presenta una publicidad impuesta y dirigida, se bloquean y censuran contenidos, y se obliga a la identificación de las personas.
Estas grandes cantidades de datos generados por todos en Internet, este BigData, se utilizan para generar nuevos mercados de predicción y modificación de comportamiento. Algunos autores denominan a esto como Capitalismo de Vigilancia (Surveillance Capitalism) ya que los algoritmos pasan a controlar nuestras vidas. La inspección y procesamiento enormes cantidades de datos personales, búsquedas, navegación, generación de contenido, comunicaciones, permiten construir perfiles y patrones de comportamiento que combinado con algo de inteligencia artificial permiten “adivinar” cuáles contenidos son mejores para cada usuario. Esto provoca la generación de burbujas digitales, también denominadas “cámaras de eco”: cada usuario que utiliza redes sociales y buscadores, solo tendrá acceso a una porción muy específica de contenidos, centrados en sí mismo y que muestran todo lo que el usuario desea y acuerda. Es un contenido de consenso. Del otro lado, “los otros” representan una minoría que “no existe” o no es relevante, independientemente que esto sea así o no en la realidad. Se pierde la diversidad y el disenso.
En síntesis, el Capitalismo de Vigilancia desafía las normas democráticas y parte de formas clave de la evolución secular del capitalismo de mercado. El desafío está en que las empresas y emprendimientos digitales tomen conciencia de la importancia de proteger el ecosistema de Internet libre y seguro, a través de diseños de software con privacidad por diseño, redes y proyectos federados y cooperativos tales como protocolos p2p, tecnologías de blockchain, el software libre, etc..
Por último, debemos desmitificar que Internet es el paladín de la democracia, que es un espacio de liberación, de procesos horizontales, etc.. Por un lado podemos rescatar aspectos muy positivos como la creación, difusión y acceso a la información y conocimiento que en nuestro país se traducen en experiencias como Paraguay Educa, los Hackatones, las campañas #UNAnotecalles y #Pyrawebs, medios alternativos como Kurtural, Cigarrapy, entre otros. Sin embargo los años han demostrado que existe un desbalance, que Internet está más concentrada, controlada y vigilada. También existen graves problemas de conexión a Internet, que reflejan la desigualdad del mundo offline, desigualdad de acceso y de calidades de Internet. Estas son todos elementos que muestran que Internet no va a solucionar mágicamente muchos de los problemas sociales, mas bien los traslada al ámbito digital.
No se trata de un ejercicio ludita o reaccionario del tipo “sin Internet vivíamos mejor”, sino de comprender el contexto tecnológico, en el que las máquinas y sus códigos están en manos de grandes empresas oligopólicas, teniendo en cuenta que la tecnología no es neutra y afecta a la política y la vida cotidiana de las personas, segundo a segundo, bit a bit. En este contexto debemos trabajar para una mayor apropiación tecnológica, mayor descentralización y más libertad para un empoderamiento real y político de esta revolución humana que es Internet.