Tengo una noticia para darles, Estamos ante el comienzo de la ruptura de la libertad de expresión e información en el mundo occidental.
Un poco de Historia
El 11 de abril Julian Assange, quien fuera fundador de WikiLeaks, fue arrestado por la policía de gran bretania en la embajada de Ecuador en Londres, el vivía ahí desde hacía ya siete años, fruto del cuidado, la solidaridad y el compromiso del ex presidente de Ecuador Rafael Correa.
Luego, más tarde, vimos como el Sueco Ola Bini, amigo personal de Assange, experto en privacidad y código abierto es arrestado sin lógica alguna por autoridades Ecuatorianas, en el aeropuerto internacional de Quito tras haber sido acusado de “conspirar contra el Estado Ecuatoriano”. Las autoridades gubernamentales de Ecuador, en una torpe maniobra disuasiva alegan que Bini (Ola) fue parte de un posible esfuerzo de Assange y WikiLeaks por desestabilizar al gobierno del Presidente de Ecuador (Lenin Moreno), y de hacer intrusiones ilegales en sistemas informáticos.
Esos mas o menos son los hechos periodísticos recientes que dan marco a una de las historias sobre libertad de expresión y de periodismo de investigación más sorprendentes de las que hayamos tenido noticias después del watergate.
El impacto de la verdad sobre la Post verdad
A partir de la irrupción de la post verdad como marco paradigmático de nuestros tiempos, se están sentando antecedentes peligrosos en contra de la libertad de expresión y al derecho de la información.
No se condena ni las tergiversación de hechos para enmarcarlos en la ola de esta llamada "mentira emotiva" o "post verdad" (neologismo que describe la distorsión deliberada de una realidad, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales, en la que los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales), ni las fake news, sino lo que se condena es el periodismo de investigación, el que revela cuestiones que afectan a los ciudadanos en su todo, como violaciones a los derechos humanos, actos de corrupción o arbitrariedades por parte de los Estados en desmedro de los derechos de los ciudadanos.
Los gobiernos (¿impulsados por el poder económico?) que atentan contra la libre expresión, a caso EEUU o Gran Bretaña para nombrar solo algunos, han acuñado el termino o denominación “whistleblower o Informante” para criminalizar, estigmatizar y exponer a una o varias personas que revelen “sin autorización” (de ellos) información de interés público relacionada con aquellos actos que acabo revelan malas prácticas políticas tendientes a violar derechos humanos y garantías civiles o hechos arbitrarios por parte del estado en desmedro de sus ciudadanos.
Sin embargo lo que hay que tener en claro es que el hecho en sí que manifiestan los gobiernos que se circunscriben a perseguir y encarcelar a luchadores de libertades es simple y llanamente un intento de criminalizar un elemento clave de la ética periodística
Cuando pensamos en el año 2010, recordaremos de seguro que el gobierno estadounidense inició una investigación sobre Wikileaks, donde acusa a Assange de “conspirar para cometer intrusión informática para acceder a una computadora clasificada del gobierno estadounidense”.
Este incidente fue nada mas ni nada menos que la publicación de documentos clasificados de la ex soldado y analista de inteligencia Chelsea Manning amparados ese documento y la identidad del confidente en la más simple herramienta que tienen aquellos que defienden de manera ética la labor de periodista: salvaguardar la identidad de su fuente confiable.
El gran problema del poder (sea económico o político) radica en no poder invisibilizar a quienes ponen blanco sobre negro en su derrotero de malas prácticas o excesos en el ejercicio de su poder.
A Manning le dieron 35 años de carcel, el ex presidente de EEUU Barak Obama le conmuto la pena luego de 6 años de prisión y ahora en la gestion de Donald Trump, la encarcelan de nuevo por que se negó a dar como ciertas versiones incorrectas que dejarían en un lugar difícil a WikiLeaks y Assange..
El aporte al esclarecimiento de la verdad que realizó Manning y la publicación por parte de Wikileaks es nada mas ni nada menos que 750.000 documentos sensibles, entre los que podemos recordar la muerte de los periodistas de la agencia REUTERS y otros civiles en irak en manos del ejercito norteamericano en una suerte que sus responsables determinaron como daño colateral.
Poder y Criminalización
La acción de los gobiernos que iniciaron acciones persecutorias contra Julian Assange contribuye a las claras a criminalizar todo acto de protección de las fuentes confiables en la tarea periodística, pero también marca un hito en la debilidad del sistema de derechos civiles con cabeza en Estados Unidos de Norte América, Gran Bretaña y el resto del mundo occidental. Nada será igual, si no se libera a Assange, Manning y Beni. Otro tema para estudio es el caso Snowden, con algunas implicancias parecidas en términos de descubrimiento de la verdad.
Es importante recordar que el acto de filtrar información se basa en el derecho a la libertad de expresión y de acceder a información, en este caso pública.
Esto están establecidos dentro del artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y también reconocido por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Además, el derecho internacional de los derechos humanos retoma el establecimiento de normas de protección jurídica de los denunciantes de irregularidades cuyo objetivo es dar a conocer información pública y relevante que se ha mantenido reservada de manera discrecional por gobiernos acusados de graves violaciones a derechos humanos.
Este hecho persecutorio realizado por Estados Unidos, Gran Bretaña y asociados, abre la puerta a que otras organizaciones o personas se enfrenten a acusaciones parecidas, y puede suponer un efecto disuasorio en el derecho a recabar, recibir e impartir información, algo fundamental para mantener a los poderes bajo control”.
Pensamiento y Acción
Hay varios pensadores, luchadores sociales, contribuyentes al mundo que concierne a los derechos humanos y entre ellos el de la libertad de expresión que son de importancia vital tenerlos en cuenta, por que en realidad marcan el sur (rompiendo la convención impuesta que las brújulas deben de marcar siempre el norte), donde deben de apuntar la razón y los principios de defensa de nuestros derechos como ciudadanos.
Edison Lanza, Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre este tema dice “...la extradición de Assange supone una amenaza a la libertad de prensa. Más allá de su papel y la polémica en torno a su figura, la cuestión es que los periodistas no deberían ser castigados por publicar información de interés público, incluso si esa información es clasificada..."
David Kaye, Relator Especial de Naciones Unidas sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión avanza sobre el tema y comenta que "...A mucha gente le puede parecer bien esta acusación por una diversidad de motivos. Pero incluso aun siendo legal, puede tener consecuencias muy negativas para la prensa y la vigilancia que esta ejerce sobre el poder en las democracias.
¿Creen que el gobierno estadounidense – este o cualquier otro – puede llevar adelante estas acusaciones sin dañar las garantías básicas de la prensa libre? Lo dudo mucho, por mi parte sólo veo desventajas”. finaliza.
Criminalización de la Libertad de expresión
Cuando las autoridades atacan a periodistas o a sus fuentes para evitar que se publiquen hechos relevantes, atacan la libertad de expresión y reducen las posibilidades de demandar rendición de cuentas a los poderes políticos y económicos, Nos quitan poder a la ciudadanía. Al ciudadano empoderado de derechos.
Me temo que nos encontramos ante un espiral de persecución política y criminalización de activistas y expertos cuyo trabajo es clave para preservar la democracia real en un mundo donde a veces pareciera que la post verdad, los poderes económicos y las malas praxis, son los grandes moderadores de la vida de los ciudadanos.
Las últimas acusaciones sientan un precedente negativo, pueden desencadenar más detenciones, contribuyendo a la criminalización de cualquier persona cuyo activismo y trabajo resulte incómodo para los poderes o a cualquier persona que sea asociada de un modo u otro con Wikileaks, y crear un efecto disuasorio para la democracia en Ecuador, Estados Unidos y todo el mundo.
Es por todo esto que digo que esta puede ser la puerta que de el comienzo de la ruptura de la libertad de expresión e información en el mundo occidental.
Debemos hacer algo como ciudadanos para detener esta embestida, no por Assange, sino por los derechos que se nos quitan, por los derechos que existen y no disfrutamos.
Hay un viejo apotegma que acuñan los trabajadores organizados !Sin Lucha no hay derechos!, Es hacia ahí donde debemos dirigirnos, debemos
manifestarnos, empoderarnos, generar herramientas libres capaces de darle vos a los sin vos, utilizar toda nuestra capacidad creadora y realizadora para garantizar nuestros derechos, ser receptores y emisores de la información.
Nadie nos va a quitar la posibilidad de utilizar en estos tiempos del uso irrestricto de las Nuevas Tecnologías de Empoderamiento y Participación y nuestra capacidad de microliderazgo en la red de redes.
Adelante, los invito a todos a ser rebeldes, organizarse y repensar la comunicación,
Nuevos desafíos nos esperan, el uso de las libertades individuales con un pensamiento colectivo y el de no ser parte del rebaño es uno de ellos.
Sergio Salinas Porto,
Presidente de la Asociación Argentina de Usuarios de Internet,
Presidente de FUILAC (Federación de Usuarios de Internet de Latinoamerica y Caribe)
Presidente de la región para América latina y Caribe (LACRALO) en ICANN